23/8/13

Interrogante






No sé si son los minutos los que se tropiezan y rompen el silencio, o es la soledad que se muda conmigo y la escucho al acomodar su equipaje. Pueden ser también, sólo suspiros míos que sin destino, vuelven a casa. Guiados por la luz que parece una estrella al poste atada, entran por los ojos de la casa  disfrazados de ventanas.  Me encuentran donde siempre, ni un centímetro más adentro, ni más afuera; con el mismo libro que hiciera que ellos al nacer, escaparan. ¡Ay, que las letras me sangran el alma! y la soledad, me hace desear tener alas.



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